por elmostrador

25 de junio de 2025

La ciudadanía tiene la palabra. Todo dependerá si la primaria -y sobre todo Carolina Tohá- logró transmitir a los votantes no-militantes la trascendencia de esta elección.

El próximo domingo 29 se sabrá, finalmente, si la derecha tiene el camino despejado para llegar a La Moneda.

Hace unos meses, esto parecía evidente. Evelyn Matthei punteaba en las encuestas sin contrapeso. Pero en política es un error cantar victoria antes de tiempo.

En las últimas semanas, Matthei se ve debilitada, marchitándose, a la sombra de un José Antonio Kast que florece con cada nueva encuesta, frente a la inquietud creciente de ChileVamos.

Del resultado de la primaria del oficialismo, dependerá si Kast y Matthei sólo tendrán que pelear entre ellos para definir quien se queda con la banda presidencial.

Más allá del contexto nacional, esta elección se juega en un mundo donde el poder está en manos de gobiernos autoritarios sin mayor entusiasmo por la democracia, que les permitió elegirse. Basta nombrar a Trump, Putin, Netanyahu, Erdogan, sin mencionar a China. No cabe que duda que los vientos de derecha soplan con una fuerza difícil de contrarrestar.

La primaria oficialista no es un paso más en este proceso electoral. Su resultado será determinante para saber si en noviembre próximo el país se acoplará sin más a dichos vientos o si buscará resistir a ese impulso y llevar adelante una campaña que enfrente a la derecha con probabilidades reales de instalar un gobierno de centroizquierda.

La sorpresa de esta primaria fue la fuerza que adquirió la candidatura de la ex ministra del Trabajo Jeannette Jara. Con una biografía inmejorable para que muchas y muchos puedan identificarse con ella, una simpatía innata y un parecido con Michelle Bachelet, tocó el corazón de quienes apenas la conocían como ministra, y está llegando a la meta en una posición expectante.

Sin embargo, no se necesita ser anticomunista para asumir que su militancia en el Partido Comunista es un obstáculo prácticamente insalvable para ganar la presidencial. Si bien Jara demostró una amplia capacidad de negociación para sacar adelante leyes tan complejas como las 40 horas y la reforma previsional, le sería muy difícil convencer al país de su capacidad de dar gobernabilidad estando a la cabeza del gobierno. Entre otras cosas, porque su triunfo en la primarias dejaría en evidencia una base electoral dispuesta a exigir mayor radicalidad en las reformas que el país demanda.

Ni Gonzalo Winter ni Jaime Mulet aparecen con posibilidades de ganar la primaria, a menos que encuestas y analistas estén radicalmente equivocados. La otra candidatura expectante es la de Carolina Tohá.

Más allá de sus mezquinos resultados de las encuestas, Carolina Tohá se convirtió en el “puchimbol” de los debates, lo que ocurre con quienes llevan la delantera. Quizás Tohá no es la candidata pintada para los tiempos actuales, demasiado seria para TikTok, no goza del carisma -esa cualidad misteriosa y difícil de definir- de los candidatos que hipnotizan de inmediato a las masas.

Pero lo cierto es que, en todo el espectro político, se reconoce que sería una gran Presidenta. Pocos pueden competir con ella en experiencia, conocimiento del Estado, rigurosidad para dominar información certera y relevante. Pocos pueden competir con ella en cuanto a compromiso y lealtad comprobada para trabajar por el país.

Aceptó el ministerio del Interior en un gobierno que había denostado a su partido y a todos quienes -como ella- fueron dirigentes activos de la Concertación. No dudó en poner en riesgo su capital político para colaborar con el Presidente Gabriel Boric, cuando su gobierno encaraba una dura crisis tras el incremento de la violencia en la Araucanía y la estrepitosa derrota en el plebiscito que rechazó la propuesta de la Convención Constitucional.

Existe consenso en que la gobernabilidad es uno de los principales desafíos para lograr que el país vuelva a crecer, y se desarrolle de acuerdo a su potencial. Prácticamente todos los gobiernos desde el retorno a la democracia han sufrido las dificultades que conlleva tener un Congreso sin mayoría. Es muy probable que lo mismo ocurra en el futuro. Esto significa que la o el próximo gobernante tendrá que hacer grandes esfuerzos para conseguir que la oposición apoye sus medidas.

Tohá lo sabe y, desde que se anunció su candidatura, ha subrayado la necesidad de acuerdos, que convoquen tanto al sector público como al sector privado para que el país salga del estancamiento productivo en el que se encuentra desde hace por lo menos tres períodos.

La derecha tiene claro -y así lo reconoció hace unos días Pablo Longueira- que Carolina Tohá es una adversaria de peso, más que Jeannette Jara. No sólo tiene la inteligencia y la preparación para gobernar sino que, además, conoce a fondo los temas de seguridad -principal preocupación de la ciudadanía- y no teme tomar medidas duras como enviar a los militares a cuidar las fronteras y decretar zonas de emergencia donde se requiera.

Tohá también sabe que es indispensable enfrentar la corrupción, otro de los males que tiene a la ciudadanía desilusionada de los políticos y dudando de la democracia como el mejor sistema de gobierno. Está dispuesta a fiscalizar sin contemplaciones. De allí su propuesta para abrir las cuentas bancarias de todos los que ostenten un cargo político, desde la presidencia hasta los alcaldes, pasando por ministros y parlamentarios.

Tanto la seguridad como la corrupción son temas que tensionan a la sociedad y ponen en riesgo la paz social, haciendo imposible cumplir con los compromisos de igualdad y justicia social. Tohá lo reitera una y otra vez. Y sabe que la paz social es una de las debilidades de la derecha.

Estas son las áreas donde Tohá es fuerte y puede volver a conquistar a sectores de centro que se alejaron del actual gobierno para coquetear con la derecha.

El próximo domingo, se sabrá si la centroizquierda opta por medir fuerzas internas, y Jeannette Jara surge como la ganadora de una coalición ubicada en la izquierda más radical, sin mayores posibilidades de triunfo en noviembre; o si prefiere a la candidata socialdemócrata y se une tras a Carolina Tohá, capaz de frenar a la derecha.

La ciudadanía tiene la palabra. Todo dependerá si la primaria -y sobre todo Carolina Tohá- logró transmitir a los votantes no-militantes la trascendencia de esta elección.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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