Stephen King pone en apuros a los responsables de adaptar por tercera vez su novela más inabarcable

Hace unos días, te contamos que Stephen King sumaba una adaptación más a su extensísima lista de proyectos en camino. El escritor de Maine es uno de los autores más adaptados de la historia y no baja el ritmo, con varias de sus historias siendo adaptadas en más de una ocasión.

Ese será el caso de Apocalipsis (The Stand), que ya ha tenido adaptaciones en cine el 1994 y en la CBS en 2020 en formato serie. Ninguna de ellas pudo, sin embargo, solventar el principal desafío que implica adaptar la novela.

Apocalipsis es una novela enorme: en inglés, son 823 páginas en la versión original y 1.153 en la republicada sin cortes. La historia se reparte entre más de una docena de personajes principales que van conformando los bandos de los supervivientes a una pandemia mortal.

En la novela, eso se traduce en una extensión exagerada, pero es algo más asimilable para el lector. Eso, sin embargo, constituye un problema para los espectadores de una serie de televisión o, en el caso de la nueva versión, una película.

Apocalipsis es una de esas novelas "inadaptables" en una película

Digamos que la que es, de hecho, la primera novela distópica de Stephen King cumple con los parámetros para considerarse inadaptable. The Stand pudo funcionar razonablemente bien en ese aspecto como serie, pues el formato permite una mayor extensión. Los problemas, en este caso, vinieron por los cambios implementados a la historia del rey del terror.

Un largometraje implica una duración mucho más limitada, por lo que tocará sacar la tijera y, casi siempre, eso es una mala idea.

Apocalipsis juega en una liga similar a Dune, la obra magna de Frank Herbert que también demostró ser imposible de adaptar fielmente en un único largometraje, como comprobó David Lynch. Denis Villeneuve lo hizo, pero en una película en dos partes.

Pero Stephen King vuelve a tener Apocalipsis en la rueda de las adaptaciones y Doug Liman (Al filo del mañana) ya ha hecho malabares en el pasado, por lo que puede que nos sorprenda con un ritmo inesperado.

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