por ComputerHoy
17 de julio de 2025
Este verano no da tregua, da igual si es mediodía o de madrugada, el calor se ha instalado en casa y parece no querer irse. Encender el aire acondicionado ofrece alivio inmediato, pero la factura de la luz puede dispararse rápidamente por el consumo energético.
A partir de esta situación surge la duda de que si hay otra forma de soportar las altas temperaturas y si merece la pena usar ventiladores. La respuesta de los expertos es clara, no se trata de elegir uno u otro, sino de aprender a combinarlos.
Aunque los ventiladores consumen bastante menos energía que el aire acondicionado, no enfrían por sí solos, solo mueven el aire. Pero si los usas correctamente, pueden ayudarte a mantener una sensación de frescor sin necesidad de tener el aire a máxima potencia.
Cómo funciona cada sistema y por qué no son lo mismo
Para entender por qué funcionan mejor juntos, hay que empezar por lo básico. Un ventilador no enfría el ambiente, lo que hace es mover el aire y acelerar la evaporación del sudor en la piel, lo que genera una sensación inmediata de frescor. Pero si abandonas la habitación, el efecto desaparece, por lo que no reduce la temperatura, solo la hace más llevadera.
El aire acondicionado, en cambio, sí enfría el aire, ya que extrae el calor del interior y lo expulsa al exterior mediante un ciclo de compresión y refrigeración. También reduce la humedad, lo que mejora la sensación térmica. Esa es la gran diferencia funcional: uno modifica tu percepción del calor, el otro actúa directamente sobre la temperatura real del entorno.
Esta diferencia también se nota en la factura, en el cual un ventilador puede estar encendido día y noche por menos de 10 euros al mes, pero un sistema de aire acondicionado puede costar entre 125 y 200 euros al mes si se usa sin descanso. En regiones con tarifas altas, el coste puede superar los 220 euros mensuales. Una diferencia que obliga a buscar estrategias más eficientes.
La estrategia más inteligente: usarlos al mismo tiempo
Richie Drew, vicepresidente de operaciones de One Hour Heating & Air Conditioning, lo explica de forma clara: "si combinas ambos sistemas, puedes subir unos grados el termostato sin notar la diferencia". El ventilador mejora la distribución del aire frío generado por el aire acondicionado, lo que mantiene la sensación de frescor sin necesidad de forzar el sistema.
Esto significa que puedes tener el aire acondicionado a 26 °C en lugar de 22 °C, y seguir sintiéndote cómodo. Al mismo tiempo, el equipo trabaja menos, consume menos energía y sufre menos desgaste. Es una solución más equilibrada que depender de un solo sistema.
Si usas ventiladores de techo, asegúrate de que estén girando en sentido contrario a las agujas del reloj, esto ayuda a empujar el aire frío hacia abajo. Si usas un circulador de aire, colócalo cerca del paso del aire acondicionado, para que el flujo se distribuya de forma uniforme por la estancia.
Lo que no recomiendan los expertos es apagar el aire durante todo el día y encenderlo por la noche al llegar a casa. Puede parecer una forma de ahorrar, pero genera un pico de consumo innecesario. El sistema tendrá que trabajar más para alcanzar la temperatura deseada, lo que provoca un mayor gasto.
Benjamin Uscilla, técnico especializado en climatización, advierte además de otro riesgo, que es la condensación. Los cambios bruscos de temperatura pueden generar humedad, moho o incluso daños estructurales si se repite a diario. Lo mejor es mantener una temperatura estable, sin extremos, y usar el ventilador como refuerzo.
Cómo optimizar el uso de aire acondicionado y ventiladores

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Para que esta estrategia funcione bien, lo primero es contar con un sistema de aire acondicionado adecuado al tamaño de tu vivienda. Si es demasiado pequeño, no enfriará lo suficiente y funcionará sin parar, pero si es demasiado grande, enfriará rápido, aunque no eliminará bien la humedad, lo que genera un ambiente incómodo.
El mantenimiento también es esencial, por lo que debes cambiar los filtros cada cierto tiempo, limpiar las bobinas del condensador y asegúrate de que no hay obstrucciones en los conductos. Un sistema limpio trabaja mejor, consume menos y dura más. Ignorar el mantenimiento es una de las formas más rápidas de echar a perder un equipo costoso.
En cuanto a los ventiladores, utilízalos solo cuando haya personas en la habitación, puesto que no tiene sentido que estén encendidos si no hay nadie que perciba el aire en movimiento. Recuerda que no enfrían estancias, solo mejoran la sensación térmica de quien está presente en la habitación.
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