por ComputerHoy
17 de julio de 2025
Sam Altman, el gran cerebro detrás de OpenAI, parece que tiene entre su mano la llave o más bien el gran botón para dar el mayor golpe en la historia de la inteligencia artificial. Tal y como se ha podido saber, existe una cláusula en el acuerdo entre la compañía de ChatGPT y Microsoft que podría marcar un antes y un después.
Y es que, tras años de colaboración y miles de millones invertidos, una línea fina, la llamada escape clause, permitiría a Altman romper el vínculo de forma inmediata si su IA da el salto hacia la ansiada AGI.
Contextualizando, y desde 2019, Microsoft y OpenAI son un 'todo' que parte de una inversión histórica de 13.000 millones de dólares y acceso a los modelos más avanzados de IA, desde GPT-4 hasta DALL·E.
Pero, según ha podido saber Wired, en el fondo realmente existe un pacto y si OpenAI declara públicamente que ha conseguido alcanzar una inteligencia artificial general—el tipo de IA autónoma capaz de superar a los humanos en casi cualquier tarea—, Microsoft se queda fuera de esa parte del pastel.
La cláusula, conocida como escape clause, como antes se ha mencionado, no puede activarse de cualquier modo. Hace falta que el consejo de administración de OpenAI —y solo ellos— proclame que han conseguido 'AGI suficiente'.
Es decir, no solo debe ser más potente que cualquier IA que existe actualmente, sino capaz de mover al menos 100.000 millones de dólares en potencial de negocio. En ese momento, el derecho preferente de Microsoft se va por completo, incluso aunque el contrato original caduca justo en 2030.
Por supuesto, y en un principio, para los de Redmond esto no les pareció un inconveniente para seguir adelante con la inversión, ya que consideraba que esto realmente era una locura muy a largo plazo. Sin embargo, Altman parece convencido de que se ha adelantado al futuro y podría 'tirar de la cuerda' en cualquier momento.
Guerra abierta y tensiones: divorcio a la vista entre Microsoft y OpenAI
Lo cierto es que la relación entre ambos ha cambiado mucho en los últimos meses y de ahí que ahora el CEO de OpenAI se muestre tan seguro de poder continuar solo. Microsoft ha sido su fiel padrino y el más importante desde que le inyectó 1.000 millones de dólares en 2019, pero esto se ha acabado.
OpenAI puso sobre la mesa la idea de denunciar a Microsoft por prácticas anticompetitivas, según contó el Wall Street Journal. En pocas palabras, OpenAI necesita la aprobación de Microsoft para completar su transformación en una public-benefit corporation, una estructura que le permitiría recaudar hasta 20.000 millones de dólares y prepararse para salir a bolsa.
Pero las negociaciones se han atascado. Microsoft quiere mantener sus privilegios, como el acceso exclusivo a los modelos de OpenAI y el control sobre parte de su infraestructura, mientras que OpenAI busca más independencia y la posibilidad de trabajar con otros proveedores de nube, como Google Cloud.
Con esto como base, parece que la situación es tan grave que OpenAI ha considerado la 'opción del divorcio': denunciar a Microsoft ante los reguladores federales por prácticas anticompetitivas y lanzar una campaña pública para presionar a la empresa y a la opinión pública.
El propio Satya Nadella, CEO de Microsoft, ha querido restar importancia a los rumores, pero la realidad es que ambas partes buscan nuevas opciones de desarrollo y ya hay movimientos para reducir la dependencia.
Sin embargo, si todo este lío sigue adelante, podría dar pie a una cruenta batalla legal y regulatoria sin precedentes en la industria, y, desde luego, poner en peligro una de las alianzas más importantes de los últimos años, con todo lo que eso supone para la innovación tanto en estas empresas como a nivel de EEUU en IA.
Rizando el rizo, OpenAI también quiere que se revise el contrato con Microsoft para ver si hay violaciones de la ley antimonopolio. La compañía teme que Microsoft abuse de su posición para controlar el futuro de la IA y frenar la innovación. Por eso, no le chirría demasiado lo de recurrir a los reguladores y alzar la voz públicamente para defender su independencia y el futuro de la inteligencia artificial.
Pese a esto, parece que Sam Altman lo tiene muy claro y considera estar más cerca que nunca de acabar con esta relación pulsando el gran botón para dar el mayor golpe en la historia de la inteligencia artificial y hacer efectiva la cláusula.
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