por elmostrador
17 de julio de 2025
Desde la Región de Coquimbo, el Sistema de Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS-4), operado desde Chile por astrónomos del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS), ha vuelto hacer noticia a nivel mundial tras la detección de un objeto interestelar que avanza a gran velocidad hacia el Sol.
El pasado 1 de julio, en la comuna de Río Hurtado, Región de Coquimbo, se encendían las alarmas del Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides, conocido como (ATLAS-4).
Allí, en el Observatorio El Sauce, astrónomos chilenos escudriñan el cielo cada noche a través de sistemas computacionales para alertar al planeta sobre objetos potencialmente peligrosos que podrían estarse acercando a la Tierra desde el espacio.
Operado por científicos del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS), como parte de una red integrada por dos telescopios ubicados en Halakeala y Maunaloa, en Hawái, y otro ubicado en Sudáfrica, ATLAS-4 detectó esta vez un visitante atípico, que proviene desde una zona lejana fuera de los límites de nuestro Sistema Solar: se trata de 3I/ATLAS, el tercer objeto de este tipo captado en la historia, tras los objetos interestelares Oumuamua (2017) y Borisov (2019).

Este diagrama muestra la trayectoria del cometa interestelar 3I/ATLAS mientras atraviesa el sistema solar. Hará su aproximación más cercana al Sol en octubre. Créditos: NASA / JPL-Caltech.
Defensa planetaria
Según explica el investigador del MAS, Alejandro Clocchiatti, este viajero de las estrellas, que al momento de su hallazgo se encontraba a unos 679 millones de kilómetros del Sol, ha sido clasificado como un cometa, o bola de nieve “sucia” cósmica: los análisis revelan que se desplazaría a una velocidad de más de 60 kilómetros por segundo.
“No proviene desde nuestro Sistema Solar, sino que solo está de paso. Mientras se aproxima al Sol continuará brillando y se espera que alcance su punto más cercano al Sol o perihelio, el 29 de octubre. Posteriormente se alejará y saldrá del sistema solar”.
El astrónomo recalca que este nuevo objeto fue descubierto a través del programa de observación robótica de ATLAS Chile, proveniente de una zona que no está cubierta por otros sistemas.

La imagen muestra la observación del cometa 3I/ATLAS cuando fue descubierto el 1 de julio de 2025. El telescopio del sondeo ATLAS-4, financiado por la NASA y ubicado en Chile, informó por primera vez que el cometa provenía del espacio interestelar. Créditos: ATLAS / Universidad de Hawái / NASA.
“Esto es relevante, porque muestra que, en iniciativas de defensa planetaria, ATLAS cubre regiones difíciles de acceder para otros sistemas de exploración. Había muchas imágenes previas al hallazgo, que por un motivo u otro no habían activado las alertas, pero sirvieron para poder calcular buenas órbitas y reconocer la naturaleza extraña del objeto”, detalla Clocchiatti.
Según agrega, es probablemente el más grande detectado hasta ahora, con un tamaño de entre 10 y 20 km de ancho y no representa amenaza para la Tierra.
“La estimación del tamaño es todavía bastante imprecisa por la poca cantidad de observaciones, pero en orden de magnitud 3I/ATLAS tiene unas pocas decenas de km. Como referencia, el meteoro que explotó sobre Chelyabinsk (Rusia, 2013), tenía menos de 20 metros; el de Tunguska (también en Rusia en 1908), tenía unos 30 metros, y el meteorito que causó la extinción de los dinosaurios al final del cretácico, Chicxulub, tenía unos 15 km. Es una suerte que no se cruzará con la Tierra”.
¿De dónde viene?
Sobre la procedencia de 3I/ATLAS, se estima que el objeto interestelar se aproxima desde la constelación de Sagitario. “Va a pasar a 0.19 Unidades Astronómicas de Marte, eso equivale a poco más de 28 millones de km, o unas 74 veces la distancia entre la Tierra y la Luna”, explica Alejandro Clocchiatti.
El lejano cometa será observable hasta principios de septiembre de 2025, y luego no podrá ser visto desde la Tierra cerca del perihelio, debido a su posición respecto del Sol, y volverá a ser visible desde tierra a fines de noviembre de 2025. Aunque esta limitación impide realizar observaciones detalladas desde la Tierra durante su aproximación al Sol -momento en el que probablemente alcanzará su máxima actividad-, podrían utilizarse naves espaciales ubicadas en Marte para llevar a cabo observaciones en ese periodo.
Durante esta etapa se plantea realizar un seguimiento adicional de 3I/ATLAS con telescopios terrestres y espaciales, y posiblemente desde las sondas ubicadas en Marte que sí podrán observarlo, para caracterizar su curva de luz rotacional, evolución de la actividad, aceleración no gravitacional e indicadores composicionales que aporten información sobre sus condiciones de formación.
El objeto interestelar descubierto en Chile se suma a la corta pero fascinante lista de visitantes que llegan más allá del Sistema Solar. Pero a diferencia del enigmático Oumuamua, que no mostró actividad cometaria (se llegó plantear que sería una nave espacial), y del cometa Borisov (2019), que sí se comportó como un cometa tradicional, ATLAS parece reunir características de ambos.
Este hallazgo ofrece una nueva oportunidad para estudiar la diversidad de cuerpos formados en otros sistemas estelares: si se logran detectar precursores de vida como aminoácidos en este cometa, esta evidencia podría indicar la posibilidad de condiciones para la vida en otros sistemas planetarios. Se estima que podría haber hasta 10 mil objetos interestelares flotando por el sistema solar en cualquier momento dado, aunque la mayoría serían más pequeños que el objeto recién descubierto.
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