por IGN España
1 de julio de 2025

Donkey Kong: Bananza fue la gran sorpresa en un Nintendo Direct centrado en la Switch 2 y desde entonces no he dejado de pensar en este juego. El gorila no ha perdido nada de su encanto con el nuevo diseño, sino que ahora es mucho más expresivo. Algo que era totalmente necesario para emprender este viaje al centro de la Tierra, donde estará acompañado de una versión más joven de Pauline, personaje que se confirmó en el último evento dedicado al juego. He jugado 3 horas de Donkey Kong: Bananza y creo que Switch 2 ya tiene su Super Mario Odyssey.
Desde el primer vistazo al juego, nos dimos cuenta que todo era familiar y al mismo tiempo novedoso. Los plátanos dorados parecen energilunas repartidos por un mundo que se puede explorar libremente sin muchas limitaciones. Y esto no parece una casualidad, puesto que detrás de Bananza está el mismo equipo de desarrollo que Odyssey. Son buenas noticias para los fans porque Donkey Kong no podría estar en mejores manos. El juego se lanza el 17 de julio en exclusiva para Switch 2 y va a ser el juego del verano.
El poder de la destrucción
No se puede negar que el salto de Donkey Kong es arriesgado, pero no había mejor momento para hacerlo que con la nueva consola. No sólo es un cambio gráfico y dimensional, sino que a nivel jugable Bananza es otra historia. Es un juego de plataformas desarrollado en un mundo abierto que está dividido por estratos y donde casi todo el terreno es destructible. En la primera hora de juego volvemos a las profundidades de la Isla Lingote para abrirnos paso a base de puñetazos.
Mediante golpes, Donkey Kong recogerá grandes cantidades de oro como si nos marcara el camino, pero Bananza apuesta por la exploración hasta sus últimas consecuencias. Es posible hacer un túnel hacia abajo (y en cualquier dirección) y aparecer en otro piso inferior, pero siempre hay un atajo para volver rápido a donde estabas como cuerdas, plataformas o cañones al más puro Donkey Kong. Esto puede provocar algunos conflictos con la vista de la cámara y puedes perder la noción del espacio fácilmente. Todo está conectado aparentemente.
El terreno que no sea piedra dura se puede destrozar, arrancar o lanzar a los enemigos, así que nuestro peludo amigo está provisto de muchas habilidades para aprovechar al máximo los escenarios. Es posible tomar trozos de terreno y lanzarlos, recoger todo el oro desperdigado con manotazos en el suelo o escalar como buen simio que es. De hecho, Bananza abusa de escenarios verticales que rompen con la homogeneidad del terreno. Por ejemplo, la Ruta invertida (en la imagen) nos permitió colgarnos de una especie de red donde las habilidades de Kong funcionan de la misma manera. Y ciertamente, esto da mucho juego al personaje.

Destruir en busca de secretos, oro y otros tesoros nunca ha sido tan relajante, satisfactorio y adictivo. Con esas mismas habilidades es posible resolver puzles del entorno o eliminar enemigos tanto cuerpo a cuerpo como a distancia. Es tan fácil como coger una piedra y apuntar con una mira para lanzar con precisión. Y sí, es posible apuntar con los controles de movimiento del mando. En otro estrato de vegetación más exuberante nos encontramos con unas semillas que se pueden plantar para crear pasarelas con el tallo.
Luchamos contra dos jefes de Bananza
El objetivo principal es llegar al núcleo del planeta para pedir un deseo que les lleve a los dos a la superficie, pero se verán las caras con los granujas de la Void Company que está sembrando el caos en cada estrato con sus estructuras. Los habitantes pedirán ayuda a Donkey Kong para realizar misiones principales que forman parte de la historia, lo que llevará a enfrentamientos contra jefes. Hay enemigos menores por todo el mundo, pero pueden tener pinchos o ser aparentemente indestructibles. Se pueden derrotar, pero tendrás que buscar la manera correcta porque no todo se resuelve a tortazo limpio.
En esta preview hemos luchado contra dos jefes. El primero es un miembro de esa malvada banda que se esconde dentro de un armazón de piedra dura. Aquí es conveniente utilizar el poder de Bananza Kong para romper esa coraza y dejar expuesto al enemigo para derrotarle. Esta transformación de Donkey Kong potencia sus golpes, pero sólo si tienes suficiente energía para activarlo. Y esa gestión será clave en los combates.

El segundo no sé muy bien cómo describirlo, pero se encuentra en un circuito de minas por raíles que nos da ese toque tan nostálgico. Donkey Kong se sube de nuevo a la vagoneta para disparar proyectiles a una estructura que activa láseres, así que hay que estar pendiente de esquivarlos cuando sea preciso. Se nota que son de los primeros bosses del juego, aunque Bananza no pretende ser un juego difícil. En cualquier caso, tiene un modo Ayuda que reduce el daño de los enemigos y está pensado para los jugadores más inexpertos.
Hay mucho por hacer en el mundo abierto
El mundo abierto de Donkey Kong Bananza está repleto de cosas por hacer. El diseño no me ha parecido tan sorprendente como lo fue Odyssey, pero apenas hemos visto la punta del iceberg. La saga ha aumentado su escala a lo bestia e invita a destruir todo lo que puedas porque detrás de un trozo de tierra puede haber algo escondido. Por supuesto es un juego lleno de coleccionables como los fósiles o las gemas de Banandio.
Los primeros se pueden canjear para personalizar tanto a Pauline como Donkey Kong con una serie de atuendos, pantalones, corbatas, incluso colores de pelo. Y las gemas están diseñadas para conseguir puntos de habilidad y potenciar aspectos como la vida máxima o los propios puñetazos. Pudimos ver un pequeño árbol de habilidades con nuevas acciones que se vieron en el último tráiler como patinar sobre el agua o un sónar para detectar objetos ocultos.
Las transformaciones también se pueden mejorar que falta le hace a la de Avestruz. En este estado, el gorila puede planear y lanzar huevos explosivos a los enemigos, pero te advierto que al principio no llegarás muy lejos. Al contrario que Bananza Kong, me ha resultado una transformación lenta y torpe. Y me quedé con ganas de probar la de cebra, que no estaba disponible.

También es posible encontrar mapas del tesoro y comprar objetos consumibles como globos rojos que sirven para evitar perder una vida si caes al vacío; el zumo de manzana para recuperar vitalidad; o el de melón que permite activar el poder de Bananza aunque no esté el indicador lleno. Y todo esto lo encontrarás de casualidad mientras buscas los ansiados plátanos dorados.
Pauline es esencial, aunque no lo parezca
Y a todo esto te estarás preguntando qué pasa con Pauline. Es cierto que no tiene mucho protagonismo en las secciones que hemos jugado. Pauline tiene un gran torrente de voz que se utiliza para activar el poder de Bananza (que no es poco), así como desbloquear algunos lugares cerrados por la Void Company. Así nos encontramos con unas guaridas llenas de enemigos que hay que derrotar en un tiempo determinado. Una mezcla entre combate y puzle. Al menos es posible controlar a Pauline en el modo cooperativo, haciendo una diferenciación más clara de los personajes cuando se une un segundo jugador.
También se encuentran en el mundo los desafíos de ruinas que permiten seguir sumando plátanos dorados a nuestra colección. Jugamos unos cuantos niveles en desplazamiento lateral, emulando la jugabilidad de Donkey Kong Country, así que las referencias a la saga de videojuegos están garantizadas. También resolvimos algunos puzles que no tienen una única manera de resolverse y eso es lo que permite la jugabilidad de Bananza. Por ejemplo, había una rueda de tierra que giraba y en su interior había 3 plátanos dorados, así que tienes que encontrar la forma de llegar a ellos sin caerte una y otra vez.
En definitiva, estas 3 horas de Donkey Kong Bananza sólo han reforzado mi sentimiento hacia el juego que me deja muy buenas sensaciones. Ya era hora de que el gorila tuviera una experiencia más ambiciosa y ha tenido que llegar Switch 2 para hacerse realidad. De momento, el juego pinta bastante bien y estoy segura que le echaré tantas horas como a Odyssey para completarlo al 100%.