por 3DJuegos
11 de agosto de 2025
Estos días se cumple exactamente un año desde que Netflix bajó el telón de The Umbrella Academy. Y aunque no soy muy fan de los cómics originales de Gerard Way y Gabriel Bá, sí puedo decir que soy un incondicional absoluto de su adaptación televisiva. Durante cuatro temporadas, esta serie se convirtió en una de mis favoritas de la plataforma. No solo por su enfoque irreverente y visualmente vibrante, sino porque fue el perfecto ejemplo de cómo un grupo de jóvenes inadaptados son siempre la mejor opción para salvar al mundo. O al menos, la más entretenida de ver.
Eso sí, su final fue abrupto, extraño y, para muchos, inmerecido. Después de un recorrido lleno de giros temporales, viajes al fin del mundo y tensiones familiares, la última temporada optó por cerrar de manera apresurada. Un adiós que dejó la sensación de que quedaban historias por contar, y que nos arrebató una oportunidad de despedida más cuidada. Y, sin embargo, incluso con ese final que nos supo a poco, The Umbrella Academy sigue siendo el modelo perfecto que Marvel podría mirar de reojo si algún día decidiera llevar a sus mutantes a una serie.
Familias disfuncionales con superpoderes
En The Umbrella Academy, un fenómeno inexplicable provoca que, en un mismo día de 1989, 43 mujeres en todo el mundo den a luz simultáneamente sin estar embarazadas previamente. El excéntrico millonario Sir Reginald Hargreeves adopta a siete de estos niños, que muestran habilidades extraordinarias, y los entrena para formar un equipo de superhéroes infantiles. Años después, ya adultos y distanciados, se reúnen tras la muerte de Hargreeves, enfrentándose no solo a los secretos de su familia, sino también a una inminente amenaza apocalíptica.

Al igual que los X-Men, los hermanos Hargreeves son distintos, marginados, y están rotos por dentro. Pero aquí hay una diferencia crucial: donde Marvel en cine busca la épica, The Umbrella Academy abraza el caos emocional. Sus poderes son espectaculares, sí, pero rara vez son lo más importante. Lo que realmente impulsa la trama es el drama familiar: el abandono, la competitividad, los secretos guardados durante años y el peso de una infancia marcada por un padre adoptivo más interesado en moldear héroes que en criar hijos. ¿Qué sería de nosotros sin el drama?
The Umbrella Academy te deja con esa sensación de "¿qué acabo de ver y por qué me ha gustado tanto?"
En este sentido, Vanya (posteriormente Viktor, interpretado por Elliot Page, a quien vimos como Kitty Pryde precisamente en X-Men: La Decisión Final) encarna un arco muy cercano a Jean Grey y la saga del Fénix: el poder reprimido, la identidad que lucha por emerger, la amenaza latente de destruirlo todo. Número Cinco, por su parte, es como un Wolverine adolescente atrapado en un bucle temporal: sarcástico, peligroso, con una visión cínica del mundo y con más cariño por su uniforme escolar que Angus Young. Y luego está Klaus, probablemente el antihéroe psicodélico que Marvel nunca se ha atrevido a imaginar pero que yo necesito como nuevo mejor amigo.
No hay escuela para superdotados, hay trauma. Y es esa crudeza la que hace que la serie conecte con el espectador de una forma más honesta que muchas adaptaciones superheroicas recientes. Todos estamos rotos, ¿porque no nos divertimos juntos y vemos si nos arreglamos en el proceso? Lo de salvar el mundo es un extra.

Un estilo visual y narrativo que rompe fórmulas
Uno de los grandes encantos de The Umbrella Academy es que no parece seguir las normas de ninguna biblia creativa sobre el género de superhéroes, y tiene más que ver con el mundo de los videoclips o con series tan interesantes como Utopia… La versión británica, obvio. Aquí conviven asesinos suecos con estética de cómic pulp, viajes en el tiempo, conspiraciones globales, chimpancés parlanchines, corazones rotas y un apocalipsis constante que se repite de formas distintas.
La estética es un cóctel retro-punk: carteles desgastados, paletas de colores saturadas, escenarios que parecen sacados de otra década y una fotografía que se permite jugar con el artificio. El ritmo, a veces irregular, es parte de su identidad. No busca gustar a todo el mundo, sino dejarte con esa sensación de "¿Qué acabo de ver y por qué me ha gustado tanto?".

La banda sonora como superpoder
Si algo ha hecho que The Umbrella Academy trascienda, además de su historia y su capacidad para generar memes, es su uso magistral de la música. No es solo un acompañamiento: es parte del ADN de la serie. Desde aquel inolvidable momento en el primer episodio con el deleznablemente ochentero I Think We're Alone Now de Tiffany, hasta los contrastes de Bad Guy de Billie Eilish o la brutalidad emocional de Total Eclipse of the Heart en una escena de supermercado, cada elección musical está hecha con precisión quirúrgica. Y con una nostalgia persistente como la tos de un catarro mal curado.
Si alguna vez te has sorprendido tarareando Sister of Pearl de Baio, es que tienes un exquisito gusto musical y que no has podido evitar caer en la trampa
Aquí no hay miedo a mezclar éxitos reconocibles con joyas ocultas. Canciones que, puestas en el contexto de las coreografías y el montaje visual, se convierten en pequeñas obras de arte. Si alguna vez te has sorprendido tarareando Sister of Pearl de Baio, es que tienes un exquisito gusto musical y que no has podido evitar caer en la trampa de su selección musical. Marvel ha coqueteado con el uso de canciones icónicas, lo de las bandas sonoras de Guardianes de la Galaxia es un auténtico desparrame, y tal vez junto a The Umbrella Academy sean el mejor ejemplo dentro del género de cómo hacer de la música un motor narrativo. "Shingaling, shingaling…"

El abrupto final y la decepción de los fans
Es imposible hablar de The Umbrella Academy sin mencionar la forma en la que terminó. Aquí viene el golpe. La última temporada resolvió demasiadas tramas con demasiadas prisas. Ya sabéis, la pandemia, el polémico desgaste social de Elliot Page, el agotamiento del género superheroico… La verdad es que hay varios motivos. Muchos fans esperaban un cierre más ambicioso, que diera el peso merecido a cuatro años de viajes, pérdidas y reconciliaciones.
Pero no, al final todo fueron prisas y malas maneras, primando el cierre de la trama superheroica central que la sanación emocional de sus protagonistas. Este tipo de finales apresurados se han vuelto habituales en plataformas de streaming que priorizan el impacto inmediato sobre la construcción a largo plazo. Netflix es conocida por tirar el enchufe e sus producciones en cuanto desaparecen del foco de atención social, aunque en este caso la serie siempre se desarrolló con cuatro temporadas en mente, lo cierto es que su final originalmente contaba con más episodios. Es una lástima, porque la serie tenía potencial para un adiós más redondo y memorable.

Si quieres más, Doom Patrol es tu próxima parada
Si algún día Marvel decide experimentar con Los Nuevos Mutantes o Generación-X en televisión, este debería ser su manual. Mantener el drama humano como motor, dejar espacio para la rareza y apostar por personajes que no encajen en moldes prefabricados. Si The Umbrella Academy te dejó con ganas de más familias disfuncionales con superpoderes, HBO Max tiene escondida una joya que comparte espíritu: Doom Patrol. También basada en un cómic, esta vez del Universo DC, es igual de irreverente y aún más bizarra.
Como los X-Men, ambos grupos son marginados con habilidades extraordinarias, pero Doom Patrol lleva la rareza hasta niveles delirantemente absurdos. Si The Umbrella Academy es un cóctel retro-punk con drama, Doom Patrol es un cómic underground llevado a la pantalla con cero filtros. Marvel podría aprender mucho de ambas. Porque, al final, no hace falta una gran saga cinematográfica para contar una historia de superhéroes inolvidable: a veces, basta con un puñado de inadaptados, gente triste con heridas mal curadas, una buena dosis de caos, una banda sonora que anime el corazón y no tirar el enchufe demasiado pronto.
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La noticia
No necesito a Marvel para tener la serie de los X-Men perfecta, está en Netflix y además con una banda sonora potentísima
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Chema Mansilla
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