por ComputerHoy
17 de julio de 2025
Teniendo como base que los actuales misiles hipersónicos pueden cruzar océanos en minutos, el margen de reacción es mínimo si se quiere evitar un gran desastre en cualquier parte del mundo. Precisamente para evitar esto está la Buckley Space Force Base, que se posiciona como el centro neurálgico mundial ante cualquier amenaza de misil.
Los expertos aquí se encargan de monitorizar mapas y datos enviados en tiempo real desde una constelación de satélites militares, siendo los primeros del mundo en detectar el calor de un lanzamiento.
Estos no solo avisan al Pentágono de todo lo que sucede en el mundo, ya que, como resulta lógico, también comparten la información con aliados, como sucedió con las recientes oleadas de ataques que implicaron a Ucrania o bases aliadas en Oriente Medio.
Por ejemplo, no lo confirman públicamente, pero parece probable que también hayan avisado a Kiev cuando estaba a punto de ser atacada por Rusia.
Sin ir más lejos, el teniente general David Miller, comandante del Comando de Operaciones Espaciales de EEUU, afirma a BBC que Rusia ha demostrado su capacidad para lanzar una carga nuclear al espacio. Afirma que el espacio ya es un área muy disputada y añade que también debemos estar preparados para los conflictos espaciales.
Hoy, tal y como se relata en un artículo de la BBC, la prioridad es China, que está multiplicando su número de satélites y dispositivos capaces de interferir o incluso tumbar una red entera con armas especializadas.
Lo cierto es que tanto este país como Rusia han probado armas para cegar satélites y sistemas para alterar las comunicaciones, e incluso han creado misiles capaces de colarse en órbita o 'desviar' otros satélites.
Buckley se convierte en el cerebro que vigila los misiles y el espacio
La idea es que Buckley se convierta en un escudo antimisiles estadounidense. Para ello ya se está llevando a cabo el Golden Dome, un proyecto que busca proteger todo el país —y seguramente mucho más— tomando como inspiración en el famoso Iron Dome israelí, pero a una escala mayor. El plan cuenta con una inversión inicial de 175.000 millones de dólares.
Y es que a día de hoy, esta base no solo busca interceptar todo lo que ocurra en el aire, sino también se centra en anticipar movimientos en un entorno donde, cada año, hay más satélites —12.000 hoy, más de 60.000 para el final de la década—, y las potencias mundiales no paran de hacer crecer su flota militar y sus capacidades antisatélite.
Comentar que gran parte de la infraestructura que permite esta extrema vigilancia ha sido creada junto a empresas privadas y firmas tan conocidas como SpaceX, Boeing y Raytheon han colaborado a la hora de crear satélites, sensores y algoritmos de inteligencia artificial.
Precisamente esta tecnología actualmente ya permite analizar al momento miles de señales, identificar lanzamientos de misiles ocultos y anticipar ciberataques. Empresas como Palantir y Microsoft también están aportando su granito de arena para que esta base pueda ver sin problemas todo lo que sucede en el mundo.
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Etiquetas: Estados Unidos