por Hipertextual
27 de agosto de 2025
Aparcar en la calle puede ser una odisea en algunas ciudades. Pero lo peor no es el tiempo que se tarda. Lo peor, según un estudio publicado recientemente por científicos portugueses, es que puedes estar favoreciendo la acumulación de calor en el barrio en el que por fin hayas conseguido estacionar. Sobre todo si tu coche es de un color oscuro.
Según este estudio, los coches aparcados contribuyen a unos fenómenos conocidos como islas de calor, que explican por qué, por lo general, en los entornos urbanos se genera una especie de microclima en el que la temperatura suele ser mucho más asfixiante de lo normal.
Los principales culpables de la formación de islas de calor, según investigaciones anteriores, son el asfalto, los edificios y la escasez de zonas verdes. Sin embargo, según este último trabajo, aparcar en la calle puede contribuir muchísimo a que se originen. Tanto, que sus autores consideran que se deberían tomar medidas muy específicas para evitarlo.
¿Qué son las islas de calor?
Las islas de calor son áreas urbanas, normalmente con muchas construcciones, que son notablemente más cálidas que las áreas rurales circundantes. Esto, como hemos adelantado, se suele relacionar con la presencia de asfalto y edificios, así como con la escasez de zonas verdes.
El asfalto, tanto por su color como por su composición, absorbe mucho calor, por lo que se retiene en el suelo, haciendo que lo que hay sobre él esté más caliente. Por su parte, los edificios suelen estar hechos con materiales que también absorben mucho calor. Cuando se pintan de blanco, se consigue reflejar parte de ese calor, ya que las superficies blancas reflejan la mayor parte de las radiaciones, al contrario que las oscuras, que las absorben. Esto se debe a que el negro es, dicho muy someramente, una mezcla de todos los colores, mientras que el blanco es la ausencia de ellos.
Todas las longitudes de onda de la luz solar, correspondientes a todos los colores, son absorbidas por algo completamente negro y reflejadas por algo totalmente blanco. Por eso precisamente en los últimos años se ha investigado mucho la fabricación de pinturas lo más blancas posibles. Porque no, el blanco que normalmente se emplea no es total y absolutamente blanco.
Incluso los edificios blancos absorben calor, de modo que, junto al asfalto, este se concentra muchísimo a su alrededor. Para colmo, la ausencia o escasez de zonas verdes no ayuda. Las plantas tienen la capacidad de absorber agua con sus raíces y luego liberarla en forma de vapor a través de la transpiración. Eso provoca un efecto similar al de los microaspersores que se ponen en verano en las terrazas de los bares. Genera un microambiente más fresco. Por lo tanto, si hay pocas plantas, hará más calor en la zona. Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con aparcar en la calle o no hacerlo?
El efecto perjudicial de aparcar en la calle
Los coches están compuestos por estructuras metálicas que absorben mucho calor. Si, para colmo, son negros o de colores oscuros, absorben aún más radiaciones solares. Por eso, los autores de este estudio sospecharon que, al aparcar los coches en la calle, se podría aumentar el efecto de las islas de calor.
Para comprobarlo, aparcaron un coche negro y otro blanco en una zona urbana con asfalto de Lisboa. Los dejaron ahí durante las horas más soleadas del día y midieron la temperatura antes y después. Así, se vio que la temperatura del aire alrededor de los coches, sobre todo en el caso del negro, aumentó mucho.
Con el coche oscuro, se llegó a producir un aumento de 3,8 ºC. En el caso del blanco el mayor aumento estuvo un grado por debajo, pero igualmente hubo un ascenso de la temperatura. Tras analizar los datos de estacionamiento y tráfico de Lisboa, vieron que aparcar en la calle podría ser muy perjudicial si los efectos que midieron en un solo coche se extrapolaran a las cifras reales de la capital portuguesa.
Se deberían tomar medidas
Por todo esto, los autores del estudio consideran que en algunos lugares donde el efecto de las islas de calor está más agudizado se debería prohibir el estacionamiento de vehículos negros. También se deberían proporcionar más sombras, para que al aparcar el coche el sol no incida tanto sobre él. Y, por supuesto, se debería estudiar la forma de usar materiales con los que se disminuya parte de este calentamiento.
Por supuesto, lo ideal sería convencer a todos los conductores para que compren coches claros, pero eso no es factible. Ahora bien, si tú estabas pensando en hacerte con un vehículo nuevo y te preocupa el calor de tu ciudad, siempre puedes poner tu granito de arena. Tus vecinos te lo agradecerán, pero también lo harás tú.