5 de septiembre de 2025
Aún recuerdo cuando, hace casi nueve años, entró en casa el primer robot aspirador. Un año atrás lo sustituí por un modelo más moderno, capaz también de fregar el suelo, y la diferencia en rendimiento y tecnología fue enorme. Sin embargo, la evolución no se ha detenido ahí: aquellos primeros robots de limpieza se han convertido en el punto de partida de toda una nueva generación de dispositivos pensados para el cuidado y mantenimiento del hogar.
Los robots aspiradores han pasado de ser una curiosidad tecnológica a convertirse en un electrodoméstico habitual en muchos hogares. Y, como suele ocurrir con las innovaciones que triunfan, sus avances han servido de base para el desarrollo de otros aparatos. Hoy, la “descendencia” de estos robots ya no se limita a barrer y fregar: también encontramos modelos diseñados para limpiar cristales, mantener el fondo de las piscinas e incluso cortar el césped de manera autónoma.
La inspiración para una generación

Conviene detenerse en un aspecto clave: los robots de limpieza han sido la incubadora de muchas de las tecnologías que ahora vemos en sus sucesores. Sistemas que en su momento nacieron para aspirar el polvo en casa han acabado facilitando el desarrollo de robots especializados en otros entornos, como el mantenimiento de piscinas, el cuidado del césped o la limpieza de ventanas.
Todos ellos son, en cierta forma, una evolución de los primeros modelos domésticos. Repiten y adaptan tecnologías como la navegación inteligente, el uso de múltiples sensores, el mapeo de espacios son comunes y a ellas hay que sumar otras como la programación desde aplicaciones móviles y la capacidad de autogestionarse con bases de carga o sistemas de vaciado.
Lo que cambia es el entorno: esas funciones que antes se aplicaban sobre el suelo de casa, ahora se han ajustado para trabajar en superficies verticales, en el agua o sobre el césped. La esencia tecnológica, sin embargo, sigue siendo la misma.

En el caso de los robots limpiacristales, se han aprovechado tecnologías nacidas en los robots domésticos, como la navegación avanzada, los sensores de proximidad y los algoritmos de mapeo.
Hace poco hablábamos del nuevo robot de Dreame para la limpieza de cristales, donde un aspecto clave para su correcto funcionamiento es la combinación de un sistema de navegación eficiente y sensores adecuados: por ejemplo, ajustando su recorrido a la forma y dimensiones del cristal.
¿Te resulta familiar? Exacto: son tecnologías muy similares a las que utilizan los robots aspiradores para el suelo. Con la ayuda de cámaras o sistemas de visión apoyada en IA, estos dispositivos son capaces de reconocer bordes, detectar obstáculos y distinguir las zonas ya limpiadas.
La diferencia está en que aquí trabajan en vertical, ya sea sobre cristales o paredes. Por ello, además de la navegación inteligente, incorporan sistemas de adhesión —ya sea por vacío o mediante imanes— que les permiten fijarse de forma segura a la superficie. Los modelos más recientes incluso suman funciones de inteligencia artificial, lo que les ayuda a mejorar la precisión y adaptarse a distintos grosores de vidrio o a configuraciones arquitectónicas más complejas.

Por su parte, los robots para piscinas ya nada tienen que ver con los antiguos sistemas hidráulicos de succión. Ahora incorporan funciones propias de las aspiradoras inteligentes de casa y como en los anteriores, hoy día cuentan con navegación autónoma, algoritmos que optimizan las rutas de limpieza y sensores que les permiten desplazarse de forma eficaz por paredes, fondos y escaleras. Y por si la influencia de los primeros aún no parece suficiente, algunos modelos integran Inteligencia Artificial para ajustar su funcionamiento según el nivel de suciedad detectado.
En el ámbito de los robots cortacésped, la evolución ha sido todavía más evidente. De funcionar inicialmente con patrones aleatorios y cables perimetrales, ahora incluyen tecnologías como RTK, GPS avanzado o navegación visual (VSLAM), heredadas directamente de los sistemas de mapeo de los robots aspiradores.

Estas mejoras permiten que trabajen sin necesidad de guías físicas y que sean capaces de reconocer obstáculos, trazar rutas precisas y operar en pendientes o terrenos complejos. También ofrecen conectividad total con aplicaciones móviles, desde las que se pueden definir zonas de trabajo por medio de balizas, programar horarios o incluso diseñar patrones de corte personalizados.
En definitiva, lo que empezó como un aparato para ahorrarnos pasar la escoba se ha transformado en una familia entera de dispositivos autónomos. Ahora, además de suelos impecables, podemos tener ventanas relucientes, piscinas limpias y céspedes cuidados gracias a una tecnología que sigue expandiéndose más allá del salón de casa. Y ojo, porque los "abuelos" siguen ampliando funciones y ya tienen hasta brazos y piernas para evitar obstáculos...
En Xataka SmartHome | Llevo dos meses usando un robot aspirador y he medido la electricidad que consume. Lo uso a diario y esto es lo que me cuesta
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La noticia
Los robots aspiradores han tenido descendencia: ahora también limpian el fondo de las piscinas, limpian cristales y cortan el césped
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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