por IGN España

3 de agosto de 2025

Aviso: Este artículo está lleno de spoilers de Los Cuatro Fantástico: Primeros pasos.


Ha tardado lo suyo, pero por fin Los 4 Fantásticos tienen una buena película a su nombre. Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos puede que no sea perfecta, pero acierta en lo más importante: el reparto está bien elegido, los protagonistas tienen una química estupenda, Galactus no solo se parece al de los cómics sino que actúa como tal, y el mensaje temático de fondo sobre la fuerza que Los 4 Fantásticos obtienen de su vínculo familiar —reflejado literalmente en su decisión de unir fuerzas, tanto entre ellos como con el resto del mundo, para salvar el planeta y a Franklin sin ceder al chantaje de Galactus— capta a la perfección el espíritu del material original de Stan Lee y Jack Kirby.

Pero lo mejor de todo es que Primeros Pasos nos devuelve algo que el UCM llevaba mucho tiempo sin ofrecernos: un regreso al estilo de la Fase 1. No pierde el tiempo en subtramas del universo compartido, referencias nostálgicas ni cameos multiversales que desvíen la atención de la historia principal. Tampoco exige haberte empapado de otras películas o series de Disney+ para entender lo que está pasando. Puedes ver Primeros Pasos sin haber tocado nada del UCM y aún así salir con la sensación de haber visto una película sólida, centrada en sus personajes y en la historia que quiere contar.

¿Por qué se siente esto como un soplo de aire fresco dentro del UCM? Vamos a analizarlo.

El Foco Fantástico

Lo más destacable de Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos es lo poco que le preocupa el UCM como franquicia. No se esfuerza por contradecirlo ni por salirse de su marco, pero sus objetivos están claramente centrados en contar la mejor historia posible. Al igual que el reboot de Superman de este año, Primeros Pasos evita mostrar una historia de orígenes completa del equipo (aunque sí se explica brevemente cómo obtuvieron sus poderes mediante un montaje informativo al inicio), y en su lugar arranca cuatro años después de la fundación del grupo en la Tierra-828, centrando la trama en una amenaza que sacude su statu quo como superhéroes. Esa amenaza se presenta en forma de Galactus, el Devorador de Mundos, y su heraldo, la Surfista Plateada, dos enemigos que suponen un giro radical respecto a los villanos que este equipo solía enfrentar.

La historia realmente solo necesita a siete personajes para funcionar: los 4 Fantásticos, el recién nacido Franklin (hijo de Reed y Sue), Galactus y la Surfista. Todo lo demás es, básicamente, decorado. No hace falta saber nada previo ni de los cómics ni del UCM para que la trama funcione. El director Matt Shakman y su equipo creen firmemente que Los 4 Fantásticos y su rincón del universo Marvel tienen fuerza de sobra para sostener toda la película, sin necesidad de meter personajes de otras franquicias o de saturar con pistas sobre películas futuras. Dado lo habitual que se ha vuelto que las pelis del UCM y otras grandes franquicias sacrifiquen la historia que están contando solo para publicitar lo que viene después, ver cómo Primeros Pasos va a contracorriente es una señal muy prometedora.

Y lo cierto es que le sale redondo, porque Primeros Pasos es la primera película del UCM en mucho tiempo que se siente como una película de verdad, y no solo como otra entrega más del universo Marvel. Tras la avalancha de contenidos en las Fases 4 y 5 —entre estrenos en cine y series de acción real o animación en Disney+— es prácticamente imposible seguir el ritmo de todo lo que lleva el sello de Marvel Studios. El público general, claramente, ha tenido problemas para mantenerse al día, como demuestran las decepcionantes cifras de taquilla de Capitán América: Nuevo Mundo y Thunderbolts. Pero más allá del exceso de contenido, lo que pesa es la sensación de que muchas de esas producciones se han hecho más para mantener la marca “UCM” en boca de todos que por ser proyectos con verdadero valor propio. Claro, Primeros Pasos es técnicamente el inicio de la Fase 6 (aunque, a estas alturas, ¿quién sabe realmente qué significan ya las Fases?), pero funciona a pesar de formar parte de la franquicia, no gracias a ello.

Los gloriosos días de la Fase 1

Con tantas películas del UCM a cuestas (para quien lleve la cuenta, Primeros Pasos es la número 37), a veces cuesta recordar que la primera oleada de películas de orígenes —Iron Man, Thor, Capitán América: El primer vengador— se sentían frescas, distintas y relativamente independientes. Sí, había guiños a un mundo más amplio y SHIELD aparecía aquí y allá para reforzar que todas coexistían en la misma realidad, pero lo primero era hacer buenas películas, y lo segundo, integrarlas en un universo compartido. Esa fue la clave del éxito inicial del UCM y lo que hizo que su reparto coral triunfase. Pero es algo que Marvel perdió de vista después de la Saga del Infinito, y las producciones posteriores a Endgame han sufrido por ello, con muchos títulos mal planteados y con presupuestos disparatados que no dieron la talla.

Eso no significa que no haya habido aciertos en esta etapa. Películas como Spider-Man: No Way Home, Doctor Strange en el Multiverso de la Locura, la serie Loki o X-Men '97 han brillado en momentos puntuales. Pero no se puede negar que el promedio de calidad de Marvel pasó de ser “bastante bueno” en las Fases 1 a 3 a un “como mucho, irregular” en las Fases 4 y 5. Gran parte del problema fue que el estudio empezó a pensar que el público estaba enamorado del Universo Marvel como concepto, en lugar de las historias y personajes que lo componían.

Marvel intentó tapar esos fallos adaptando demasiadas propiedades de la franquicia a la vez, sin un plan claro y relajando el control de calidad. Y para compensar, tiraron de nostalgia, referencias autorreferenciales y fanservice, lo que puede funcionar a corto plazo en taquilla, pero es exactamente el tipo de espiral creativa descendente que ha acabado dañando seriamente la reputación que Marvel había construido con tanto esfuerzo.

El trabajo de fondo que hicieron las películas de la Fase 1 en cuanto a desarrollo de personajes y conexión emocional con el público fue el verdadero motor que catapultó Los Vengadores al estrellato cultural.

Todo esto hace que el enfoque narrativo “de vuelta a lo básico” de Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos resulte aún más destacable. Demuestra que Marvel Studios todavía es capaz de contener sus peores hábitos y volver a esa construcción paciente y sólida que convirtió sus primeros proyectos en una base tan firme sobre la que levantar todo el UCM. La primera película de Los Vengadores no fue un bombazo solo porque juntase superhéroes en pantalla; fue un bombazo porque esos superhéroes ya le importaban al público. El esfuerzo que hicieron las películas individuales de la Fase 1 en desarrollar a los personajes y generar empatía fue el catalizador que catapultó a Los Vengadores al estrellato cultural… y con ello, al UCM al dominio de Hollywood. Si Marvel quiere volver a estar en esa posición, seguir el ejemplo de lo que consigue Primeros Pasos sería, nunca mejor dicho, un excelente primer paso.

Lo que Marvel debería aprender de Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos

El momento más emocionante de Primeros Pasos es cuando Shakman deja claro que sabe perfectamente que Susan Storm es la integrante más poderosa de Los 4 Fantásticos. Durante la batalla final contra Galactus, todo apunta a que el Devorador se saldrá con la suya llevándose a Franklin y consumiendo la Tierra… hasta que Susan lo detiene, sosteniéndolo con pura fuerza de voluntad mediante sus campos de fuerza. Con ellos consigue empujarlo hacia el dispositivo de teletransporte de Reed, rescatando un plan que parecía perdido. Y, con algo de ayuda de una Surfista Plateada arrepentida, Susan logra forzar a Galactus a atravesar el portal hacia los confines del universo, justo después de que el resto del equipo recupere a Franklin.

No solo hace justicia al personaje de Susan en los cómics, sino que además es el desenlace perfecto a la carga emocional que la película ha ido construyendo para el equipo hasta ese punto.

Antes, Los 4 Fantásticos tuvieron que enfrentarse a la mayoría del mundo, que quería que entregaran a Franklin a Galactus para salvar el planeta. Como dice Reed, tenía sentido “ético”, aunque insiste ante Susan en que jamás lo contempló realmente. La discusión entre Reed y Susan sobre Franklin, y el posterior discurso de ella ante la multitud frente al Edificio Baxter —donde afirma que se niega a sacrificar a Franklin para salvar la Tierra, pero también se niega a “sacrificar la Tierra para salvar a mi hijo”— constituye el núcleo moral de la película. Susan, y por extensión todo el equipo, no son el tipo de héroes que toman decisiones fáciles en nombre del supuesto “bien mayor”. Se niegan a darle nada a Galactus, porque no tiene derecho a exigir que una familia se rompa a cambio de misericordia cósmica. La película construye ese momento con inteligencia, buenas interpretaciones y una dirección sólida, y todo ello contenido dentro de una sola historia.

Ese es el tipo de narrativa que todas las películas del UCM deberían tener. Si no, ¿para qué hacerlas? Las películas no deberían existir solo para meter más juguetes en la caja de arena o para recordar a los accionistas cuántas propiedades intelectuales rentables se poseen. Estas historias y personajes llevan décadas cautivando a la gente porque hay algo en ellas que conecta emocionalmente con el público, y las mejores películas del UCM (a las que ya podemos sumar Primeros Pasos) lo entienden perfectamente. Sí, la escena postcréditos incluye un cameo sin rostro de Doctor Doom, y su presencia se insinúa un par de veces antes con asientos vacíos de “Latveria” en la ONU. Pero esas pistas son justo eso: pequeños guiños, no algo que interfiera con la narrativa principal. Que Marvel sea capaz de mostrar semejante contención tras desastres como Ant-Man y la Avispa: Quantumanía o Deadpool & Wolverine ya es motivo de celebración.

En la Tierra-828, Los 4 Fantásticos son símbolo de esperanza, de que el futuro puede ser más seguro y luminoso. En nuestro mundo, Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos también lo es: una señal de que el cine de franquicia —y Marvel Studios en particular— todavía puede volver a hacer las cosas bien, en lugar de simplemente hacerlas fáciles.