por IGN España
16 de julio de 2025

En El Señor de los Anillos, Tolkien no profundiza demasiado sobre los grandes poderes de la Tierra Media, pero con una lectura a El Silmarillion, tenemos una imagen mucho más nítida de cómo funciona su imaginario. Valar, maiar, elfos... es fácil perderse con toda esa terminología, pero Tolkien tiene la jerarquía de su mundo bien organizada. Sauron y Gandalf son dos de los maiar que todos conocemos, pero hay muchos más. El Balrog de Moria es uno de ellos, por ejemplo, pero sin duda uno de mis favoritos es Uinen, la Dama del Mar capaz de calmar las tempestades.
Uinen estaba casada con Ossë, otro maia, y estaban ambos al servicio de Ulmo. Conocido como "El Señor de los Mares", Ulmo era uno de los Aratar, y controlaba todo lo que sucedía en el mar. Ossë, capaz de provocar tempestades, fue tentado por Morgoth en la Primera Edad y estuvo a punto de unirse a las fuerzas del mal. Fue Uinen, su mujer, la encargada de devolverle la cordura y traerlo de vuelta al servicio de Ulmo. Si Morgoth consiguiese control sobre los mares y tuviese acceso al poder de Ossë, quién sabe lo que habría pasado.
La calma frente a la tempestad
Aún en las filas de Ulmo, Ossë era tremendamente temperamental, y sus enfados se traducían en fuertes tempestades que se cobraban la vida de muchos marineros. Los que se echaban al mar temían la furia de Ossë, pero sabían que Uinen les protegía. La Dama del Mar era la encargada de calmar las aguas tras los arrebatos de ira de su marido, restaurando el equilibrio y salvando un montón de vidas que habrían perecido en el mar. Sin embargo, aunque siempre fue una mediadora, Uinen tenía en sus manos un gran poder destructivo.
Cuando Fëanor y sus Ñoldor atacaron a los Teleri tras el regicidio de Alqualondë, Uinen lloró por las vidas de los elfos marineros que fueron sacrificadas. Los Ñoldor se habían echado al mar con la flota de barcos robada, pero la sangre de los marineros sacrificados le encogió el corazón a la Dama del Mar. Su llanto provocó una tormenta extremadamente violenta en el mar, que engulló la flota de barcos robada y envió a los asesinos al fondo del océano.
Uinen siempre se nos describe como la mano que calma la tempestad, pero cuando es ella la que la provoca, el mar ruge como nunca antes.