por Hipertextual
1 de julio de 2025
Llega el verano, comenzamos a sudar y pensamos que nos hemos librado de los resfriados hasta nueva orden. Como mucho, sabemos que debemos tener cuidado con el aire acondicionado, porque puede irritar la garganta y hacer que nos constipemos un poco. Pero la realidad es que los resfriados de verano son mucho más que eso. El aire acondicionado está muy relacionado con ellos, desde luego, pero hay otros factores que influyen y se nos pasan por alto.
Para empezar, por definición, un resfriado suele provocarlo un virus. Siempre se dice que los principales causantes del resfriado son los rinovirus y que sobreviven y se replican mucho mejor a bajas temperaturas. Todo eso es cierto y, lógicamente, nos hace dudar del origen de los resfriados de verano. Pero la clave está en que hay otros virus que también pueden causar este tipo de infecciones respiratorias de las vías altas. Se llaman enterovirus y sí que prefieren las altas temperaturas.
Por otro lado, los resfriados de verano están muy potenciados por otros factores, como el estrés y los viajes. Porque sí, las vacaciones son para descansar, pero el periodo previo a veces se ve como una carrera de fondo para dejarlo todo listo. Como dice Beatriz Serrano en su novela El descontento, “las vacaciones son como una tirita para tapar el corte de un hacha”. A veces la tirita no puede contener todo ese estrés previo que, además, seguirá ahí cuando la quitemos. Porque no queda otra que quitarla. Todo eso no le va bien a nuestro sistema inmunitario y a menudo se traduce en resfriados de verano. No son más graves que el resto, ni muchísimo menos, pero sí que pueden ser bastante molestos.
El virus de los resfriados de verano
Según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica transmitidos por Kern Pharma, aproximadamente el 20 % de los resfriados se producen en verano. Esto, como ya hemos visto, suele deberse mayormente a infecciones por enterovirus, el segundo tipo de virus que más a menudo infecta a los humanos, después justamente de los rinovirus.
Los enterovirus tienen un conjunto mucho más amplio de dianas. Entre otras, pueden afectar al sistema digestivo, a los ojos o, por supuesto, también a las vías respiratorias altas. Por eso, cuando encuentran una garganta reseca en verano, van a por ella sin miramientos.
Sí, el aire acondicionado tiene mucha culpa
El aire acondicionado tiende a resecar mucho el ambiente. A menudo hace que la humedad descienda por debajo del 30 %. En esos casos, las vías respiratorias también se resecan, volviéndose más vulnerables a la infección por enterovirus. Incluso por algún rinovirus capaz de atacar con temperaturas altas. Aunque se les da mejor el frío, no desaparecen en el periodo estival.
Por otro lado, si los filtros del aire acondicionado no están limpios, puede que salgan al exterior algunas partículas que causan inflamación en las vías respiratorias, dando lugar a unos síntomas parecidos a los del resfriado de verano. En esos casos no se debería a una infección, sino más bien a una inflamación desencadenada por el sistema inmunitario cuando nos intenta proteger de esas partículas.
Y hablando del sistema inmunitario, algo que no le va nada bien son los cambios bruscos de temperatura. Cuando pasamos de una estancia a otra con una diferencia de al menos 10 ºC nuestras defensas pueden alterarse, poniéndonos aún más a merced de posibles patógenos, como el enterovirus. Eso propicia aún más los resfriados de verano.
Cuidado con el estrés
El verano puede ser muy estresante. Lidiar con familiares a los que no vemos tanto durante el resto del año, dejar todo el trabajo listo para ese descanso que suele ser muchísimo más corto de lo que necesitaríamos… Todo eso nos causa un estrés que tampoco hace ningún bien al sistema inmunitario. Este se resiente y nos deja más vulnerables a infecciones. No solo son más abundantes los resfriados de verano. También las infecciones por hongos, los virus del herpes, las conjuntivitis… Por suerte llega un momento en el que por fin nos sentimos más descansados, pero para cuando queremos darnos cuenta ya estamos trabajando otra vez.
Los viajes también propician los resfriados de verano
Sin duda, el verano es la época del año en la que más viajamos. Eso a menudo supone pasar mucho tiempo en aviones, trenes o autobuses cerrados, con muchísimas personas que ya podrían tener un resfriado de verano. También nos aglomeramos en hoteles o cruceros donde muchas de las superficies que tocamos pueden estar fácilmente contaminadas. Por eso, en esos lugares es doblemente importante la higiene de manos.
Por suerte, casi todos los casos de resfriado de verano son leves
Normalmente, los resfriados de verano, como los de invierno, se curan sin necesidad de tratamiento en un periodo de una semana, aproximadamente. Es importante hidratarse y, quizás, tratar los síntomas individualmente, pero poco más. Sí que es importante la prevención. Ya hemos visto el lavado de manos, pero también se debe evitar el contacto con pacientes de riesgo cuando tenemos síntomas. Además, en esos casos deberíamos recurrir a las mascarillas. Y no nos olvidemos de que existen test de antígenos. La gripe y la COVID-19 siguen pululando en verano. No está de más comprobar que no es eso lo que tenemos, sobre todo de cara a reunirnos con otras personas.
Dicho esto, no te preocupes. Es cierto que a veces parece que los resfriados de verano son más largos o más graves, pero en realidad lo que ocurre es que tenemos esa percepción por el hecho de que no podemos hacer todo lo que nos gustaría. Enfermar en nuestro tipo de ocio puede ser muy molesto. Por desgracia, el estrés que debemos superar antes de ese tiempo de ocio a veces nos hace explotar. Al menos, un resfriado de verano no es la peor forma de hacerlo.