por Hipertextual
3 de julio de 2025
Las películas de la saga de Jurassic Park, y más tarde las de Jurassic World, son pura ficción, pero también tienen mucha ciencia detrás. En la última entrega, Jurassic World: Rebirth, unos científicos quieren obtener ADN de tres grandes reptiles para obtener un fármaco capaz de tratar graves enfermedades cardíacas. Eso les lleva a comenzar una expedición entre dinosaurios que, lógicamente, no será sencilla. Esto es inviable en la vida real, básicamente porque no se puede investigar in vivo a animales extintos. Como mucho, se pueden estudiar sus fósiles. Pero sí que hay algo muy cierto en el uso de reptiles para desarrollar fármacos. De hecho, un medicamento tan famoso como el Ozempic surgió precisamente de una de estas investigaciones.
En el caso del Ozempic no recurrieron a grandes reptiles del Cretácico, sino al lagarto más grande de América del Norte: el monstruo de Gila (Heloderma suspectum). Se trata de un reptil venenoso, que vive en el sur de Estados Unidos, en zonas desérticas. Justamente por eso, su organismo ha desarrollado a lo largo de la evolución una serie de adaptaciones que han sido muy útiles en las últimas décadas para los humanos con diabetes tipo 2.
Es cierto que el medicamento que se obtuvo gracias al estudio del ADN del monstruo de Gila no fue justamente el Ozempic, pero sí que fue un antecesor suyo. Como en Jurassic World Rebirth, solo había que acercarse a la bestia para buscar el fármaco. Aunque en este caso era algo más pequeña y solo tuvieron que solicitarla a un inofensivo zoológico.
El Ozempic que se escondía en los desiertos estadounidenses
Corría el año 1984 cuando un médico endocrino de la Universidad de Toronto, el doctor Daniel Drucker, descubrió el péptido similar a glucagón (GLP-1). Esta es una hormona que tiene la capacidad de controlar los niveles de azúcar en sangre y, a su vez, ralentizar el vaciado del estómago. Esto último es muy útil, porque ayuda a alargar la sensación de saciedad y, con ello, reduce el apetito. Todo son ventajas para pacientes diabéticos. Por eso, se comenzó a contemplar la administración exógena de esta hormona para tratar la diabetes tipo 2. Si la de los pacientes no estaba funcionando adecuadamente, necesitarían refuerzos.
El problema es que se vio que, al administrar el GLP-1 de forma exógena, se descomponía muy rápido en el organismo humano. Por lo tanto, apenas llegaba a ejercer su función.
Esto llevó al propio Drucker y a otros investigadores a buscar alguna alternativa. Como se ha hecho tantas otras veces a lo largo de la historia, pusieron su atención en la naturaleza y, entonces, un animal atrajo su atención.
El monstruo de Gila vive en el desierto, donde a veces le resulta complicado encontrar alimento. Por eso, tiene la capacidad de ralentizar su metabolismo para pasar mucho tiempo sin comer. En ese tiempo, mantiene sus niveles de glucosa estables. Sería una opción perfecta, ¿pero cómo lo lograba?
Viaje al zoológico
Para responder a esta pregunta, Drucker y su equipo recogieron un ejemplar de monstruo de Gila de un zoológico y se lo llevaron a sus laboratorios. Allí lo sometieron a varias pruebas y tomaron muestras del ADN que les llevaron hasta un gen que llamó su atención: el exendin-4. Este codificaba una proteína que se une al mismo receptor que GLP-1 e imita su función. Pero con una ventaja añadida: no se descomponía tan rápidamente.
Este hallazgo dio lugar a un fármaco, bautizado como Exenatide, que se aprobó para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en 2005. Con el tiempo se fue modificando y, más tarde, se perfeccionó, dando lugar a otro medicamento, conocido como Ozempic. Justamente ese Ozempic que está dando tanto de lo que hablar hoy en día.
Drucker no tuvo que hacer una peligrosa expedición, pero, en cierto modo, hizo lo mismo que los protagonistas de Jurassic World: Rebirth.
Otros casos reales que podrían salir en Jurassic World Rebirth
Los reptiles son una fuente inmensa de fármacos. Su sangre, su veneno y hasta su saliva contienen a menudo sustancias interesantes que se convierte en objeto de estudio en el área de la farmacología. En Asia, por ejemplo, la medicina tradicional ha usado extractos obtenidos de reptiles durante siglos para tratar todo tipo de enfermedades. Por eso, se han llevado a cabo campañas para investigar las enfermedades que podrían tratarse con algunos de esos extractos. Especialmente llaman la atención un gran número de sustancias con poder antitumoral. Por desgracia no son la cura contra el cáncer, más que nada porque el cáncer no es una sola enfermedad, sino muchísimas. Pero sí que suponen un buen hilo del que tirar. Por eso, en 2022 se llevó a cabo una revisión con la que se detectaron extractos interesantes en reptiles como varias especies de gecko, cocodrilos y varanos.
El objetivo, igual que en Jurassic World: Rebirth, no es sacrificar a estos animales en masa para obtener el fármaco. Las muestras extraídas de un solo ejemplar pueden dar las pistas necesarias para sintetizar estos fármacos en un laboratorio. A veces, de hecho, tampoco es necesario sacrificar a uno.
La cuestión es que la naturaleza y los animales que nos rodean están repletos de soluciones para nuestros problemas. Ni siquiera necesitamos recurrir a los animales extintos, como en Jurassic World: Rebirth. Con lo que sigue entre nosotros hay suficiente potencial. La cuestión, ya que estemos, es que nos encarguemos de no extinguirlos también a ellos.