por ComputerHoy
2 de julio de 2025
La guerra en Ucrania, el conflicto entre Irán e Israel, el avance de China en el Pacífico y el aumento del gasto militar mundial ya no son episodios aislados. Se habla con normalidad de líneas rojas, de armas nucleares, de estrategias de respuesta inmediata.
Estados Unidos, por su parte, ya opera en varios frentes donde apoya a Kiev, despliega portaaviones en el Mediterráneo y mantiene presencia militar en Asia, por lo que la tensión se acumula y la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial ya no se limita a simulaciones, sino que está sobre la mesa.
España, aunque alejada de los epicentros de conflicto, es miembro activo de la OTAN, además de que comparte territorio con fuerzas aliadas y participa de manera directa en ejercicios de defensa colectiva.
Es importante mencionar que en este escenario, le preguntamos a la inteligencia artificial, en concreto a ChatGPT, qué papel tendría el país si estallara una guerra a gran escala. La respuesta fue clara y directa: "Sería uno de los primeros objetivos".
Un punto de apoyo para los aliados, pero también un blanco
España no figura entre las grandes potencias militares ni entre los países que marcan la política exterior de Occidente, pero su ubicación la convierte en una pieza clave. Las bases de Rota y Morón, gestionadas junto a Estados Unidos, funcionan como plataformas avanzadas para desplegar tropas, interceptar amenazas o coordinar movimientos en el Mediterráneo y el Atlántico.
Es por esta razón que en caso de conflicto, estas infraestructuras se usarían para abastecer flotas, lanzar escudos defensivos, así como para realizar operaciones conjuntas.
La IA lo resume de forma directa: "Cualquier país que aloje activos militares clave es un blanco probable. No hace falta que España decida participar en una ofensiva, basta con que ofrezca soporte logístico, como ya contempla su compromiso con la OTAN". Si una potencia rival busca debilitar la estructura aliada, esas bases entrarían automáticamente en su lista de objetivos.
De esta manera, España no tendría que sufrir ataques físicos para quedar afectada, según ChatGPT, la vulnerabilidad energética y digital del país es uno de sus mayores puntos débiles, sobre todo porque dependemos del gas argelino, del comercio con Asia y de redes internacionales para todo: bancos, comunicaciones, industria, transporte.
Una guerra mundial moderna implicaría bloqueos marítimos, ciberataques, cortes de suministro. Bastaría con interrumpir rutas, inutilizar satélites o atacar centros de datos para provocar un colapso silencioso.
"La guerra moderna no empieza con tanques en las calles —responde la IA—, empieza con pantallas en negro". No se trataría de bombardeos, sino de quiebras en cadena, de sistemas caídos y de decisiones improvisadas. El país quedaría paralizado por inacción, no por fuego enemigo.
España no podría mantenerse al margen
España forma parte de la estructura militar de la OTAN y tiene tropas, naves, cazas y unidades especiales que entrenan y operan con sus socios. La IA indica que su participación sería inevitable. No para liderar, sino para garantizar apoyo defensivo.
"El no intervenir no sería una opción", afirma ChatGPT. No hacerlo significaría incumplir tratados, perder credibilidad o romper alianzas. Aunque el país no tenga capacidad para acciones a gran escala, tendría que movilizar recursos, pero sobre todo asumir riesgos.
No todo el impacto llegaría desde fuera, la IA prevé una transformación profunda dentro del país. El miedo social, la polarización política y las tensiones económicas aumentarían con rapidez, donde el Gobierno se vería obligado a restringir recursos y tomar decisiones impopulares.
La opinión pública se dividiría entre quienes exijan intervención y quienes pidan mantenerse al margen de la guerra, por lo que habría censura de contenidos, limitaciones de movilidad, vigilancia reforzada.
"El país sufriría el conflicto desde dentro", apunta ChatGPT, lo que indica que la fractura no sería solo material, sino también emocional. España tendría que gestionar la presión externa, pero también los efectos psicológicos, sociales y morales de estar implicado en una guerra que quizá no pidió.
Le preguntamos a la inteligencia artificial qué papel tendría España en una Tercera Guerra Mundial… y su respuesta no fue una predicción, sino que fue un aviso. En un tablero global tan volátil, basta con ser útil para convertirse en vulnerable, apunta el chatbot.
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Etiquetas: España